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  • Foto del escritorLiz Amador

La pobreza y la adversidad tempranas influyen significativamente en el desarrollo cerebral.

Psicóloga Liz Amador

Una investigación realizada en India, por la universidad británica East Anglia, demostró que los niños pertenecientes a familias de bajos ingresos, y cuyas madres presentaban carencia educacional, tenían una actividad cerebral más débil, una mayor facilidad para distraerse, además de problemas en la memoria de trabajo. Estás complicaciones se relacionan con dificultades en el aprendizaje, situación que aportaría a la mantención de estas familias en la pobreza.


El investigador principal, el profesor John Spencer, de la Escuela de Psicología de la UEA, dijo: “Cada año, 250 millones de niños en países de ingresos bajos y medios no logran alcanzar su potencial de desarrollo, por lo tanto, existe una creciente necesidad de comprender el impacto global de la pobreza en el desarrollo temprano del cerebro y el comportamiento"


Esto es muy similar a lo que le sucede a un cerebro joven frente a la adversidad.


La pobreza no es sólo una vivencia dolorosa por la carencia, sino que también por las huellas que deja.***

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